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La alternativa del escorpión (es su única alternativa)

Por: Juan Herrera

“La novela no tiene nada que ver con la película” – (James Sallis, “Drive”)
Alguien (un argentino que trabaja en el hostel donde vivo) me contó de una película llamada “Drive”. La forma en la que la sintetizó la hacía insoportablemente desabrida: la historia de un chofer que conducía a criminales. No importaba el énfasis con el que me dijera que era buenísima, no pude sacarme de la cabeza esa relación fetichista que hay entre películas y coches – que llegó a su paroxismo pornográfico en la serie cinematográfica “Fast and Furious”. Me tomó tiempo decidirme a verla. La premisa, en manos torpes, resultaría en una película insulsa. No suelo aceptar recomendaciones de otros cuando se trata de películas: no puedo evitarlo, es mi naturaleza.


La palabra drive tiene varios significados que no son tan evidentes. Por un lado, está el significado más inmediato: manejar. También quiere decir “voluntad”, “ambición”, “motivación”. Estos matices son importantes para entender la película, especialmente cuando se trata de la adaptación cinematográfica de una novela escrita por James Sallis porque el texto (literario, fílmico) parece nacer de los sentidos múltiples de una palabra.
Nicholas Winding Refn sorprendió (¿confundió?) a los espectadores en el 2009 con “Bronson”, un biópico sobre Michael Gordon Peterson: “el prisionero más violento del Reino Unido”. Hubiera podido ser la adaptación engorrosa y manida de una vida notoriamente particular a un formato cinematográfico. Desconcertantemente, fue un ejercicio de narrativa en el que la violencia y la vida prosaica de la prisión adquirieron matices irónicos o líricos (con ecos de Terry Gilliam y Kubrick) a través de la interpretación de Tom Hardy y sirvieron para presentar la historia de una redención imposible. Sin embargo, las dos dimensiones (una puramente terrenal y otra hecha a partir de subtextos y textos artificiales) están separadas.
Drive” aprovecha el estilo escueto y minimalista del relato de Sallis para explorar una clase de antihéroe que parece olvidado por Hollywood (y por la literatura): un ser humano a merced de su propia motivación – el único elemento restante de su humanidad. Este regreso a la simplicidad escarba entre referentes como “Bullit” y Steve McQueen, Antón Chigurth de “No Country for Old Men”, el Mersault de Camus. “Irreversible” de Gaspar Noé (en Drive hay una escena en un ascensor para la que Refn consulta a Noé) y la cerebralidad de Lynch. Es un thriller que deliberadamente nos guía a través de lugares comunes hasta hacernos perder y llevarnos a giros inesperados.


Ryan Gosling es el protagonista anónimo de esta historia. Es un conductor. Aunque es fácil caer en la tentación de decir “De día, es un doble automovilístico para películas de bajo presupuesto y un mecánico; de noche, es un conductor de huída al servicio de criminales y ladrones”, pero la naturaleza del personaje no es ambigua. Su naturaleza es manejar, sin ambages ni consideraciones morales. Cumple con un imperativo propio, incierto para la audiencia, de forma silenciosa y obediente. Irene (Carey Mulligan), y su hijo Benicio (Kaden Leos) y el bagaje de un esposo, Standard (Oscar Isaac), tras las rejas, aparecen como una oportunidad de redención, de ignorar el designio que sigue, el pasado que lo persigue y ser feliz. Pero Isaac cumple con su condena y sale de la cárcel.
Los caminos del conductor y de Standard se cruzan en un mismo vórtice: renunciar a la calma que una familia (ajena para Gosling, distante para Isaac) ofrece y tener que volver a la vida que desean abandonar. Tanto el protagonista como el esposo ex- convicto son empujados a un último golpe por Bernie Rose (Albert Brooks) y Nino (Ron Perlman). En este punto, la historia podría ser un ensemble de criminales expertos dispuestos a dar un último golpe salvar a Irene del acoso de un par de mafiosos y resolver el conflicto de intereses que existe entre el conductor y el esposo. Pero la película toma un giro siniestro, desesperado. Es ahí donde comienza la historia de una redención que parece lejana, imposible.
A lo largo de la historia hay una violencia inevitable, visualmente exquisita y pequeños momentos de amor cotidiano. Es solo cuando el giro se hace tangible para el espectador que la historia comienza a resolverse como un juego de ajedrez. La acción es calculada a niveles sicóticos, la realidad que Refn nos presento en un comienzo se vuelve intolerablemente lúdica en su paso macabro. De vez en cuando se hacen referencias a la fábula del escorpión y la rana:
“En ella un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río. Prometiéndole no hacerle ningún daño, La rana accede subiéndole a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula ¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos ante lo que el escorpión se disculpa “no he tenido elección, es mi naturaleza”.
(Tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/El_escorpión_y_la_rana)
Es en esos momentos (recordemos el dibujo que el conductor lleva en su chaqueta), en los que la palabra “drive” adquiere un nuevo sentido. El destino último de todos los seres vivos es la muerte, todos llevamos un escorpión a cuestas que, en la mitad de nuestro río (el caudal del tiempo) tendrá que escuchar a su naturaleza.
Pocas películas han logrado conmoverme como Drive. Encontrar un héroe que te deja confundido (al que sólo puedes llamar heroe por sus asomos vagos de nobleza y rol protagónico) es un regreso triunfal a la serie negra. La fotografía es absorbente y recrea a una California artificial, como una amenaza que aguarda en cada rincón. Los personajes son inesperadamente humanos, llenos de pequeños defectos y glorias nimias.
La banda sonora está a cargo de Cliff Martinez, (junto a Kavinsky, College y varios representantes del revisionismo electro-ochentero del Valerie Collective francés), tributos a Scorsese ydrive en los encuadres y la iluminación: Drive es una de esas películas, escasas hoy en día, a las que se les puede llamar “obra”: el esfuerzo conjunto entre dirección, fotografía, música, actuación e historia para conmover y sorprender a un público cada vez más cínico.
Página oficial de la película: http://www.drive-movie.com/






Contrariando mi naturaleza, tuve que darle la razón al chico que me hizo la recomendación.


Visto en 68REVOLUCIONES

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