.sonicass

  Anonymous

Tengo su manifesto en el Kindle (no sé muy bien qué pensaría él de esto) y cuando me lo lea, dentro de 18 años, porque leo muy despacio porque soy de FP, ya te comentaré qué tal. Lo tengo en la misma carpeta que el tocho de Breivik que también pienso papearme, y el Walden, y otros tantos todos así de Hombres Jaguáricos en su Enajenada Soledad.
A mí su caso me impactó mucho, no sé por qué, quizás porque era joven e impresionable cuando se montó su pequeña Operation Wolf personal, quizás por el revuelo mediático pre-Internet que tuvo su busca y captura, la operación más cara ever del FBI, quizás porque no tenía nada de loco, o tal vez sí, pero vaya, que era un científico, era un titán, era un Héroe de la Ciencia, un matemático que había dado clases en Berkeley y que renegó de El Progreso as a whole hasta el punto de emprender su carrera criminal, tan meditada, concienzuda y pajera como patética por su, obviamente, nula repercusión final y mediocres resultados en cantidad de sangre derramada. Que recurriera a algo tan mísero, cutre pero eficaz como el servicio postal, esa combinación de genio del mal… con zapatillas de estar por casa, de terrorista CUTRE, pero a la vez eficaz, peligroso, y meticuloso, que se hacía sus bombitas ahí en la cabaña, gramo a gramo… es maravilloso. Y la imagen de la cabaña del tipo en aquel almacén del FBI me obsesiona, la he pegado muchas veces por aquí y por allí: la caseta que se construye un hombre para huir de todo, madera a madera, hasta el último clavo, el proyecto vital de un tarado genial… finalmente desnudo en su patetismo en ese jodido almacén “enemigo”, desprovista ya de todo propósito, patética en su humildad. Esa cabaña es un gordo outsider apalizado en clase con toallas mojadas con patillas de jabón dentro por los integrantes del equipo de fútbol sala. Obviamente, A TOPE CON LA CABAÑA.

Ideológicamente no tengo nada en común porque yo no sólo no tengo ideología alguna, es que no tengo ni pensamiento. Ten en cuenta que yo a lo máximo que aspiro en la vida es a ser un obrero. Como comprenderás yo no puedo pensar, podría sufrir un colapso. Todas estas cosas que escribo son fruto de la milagrosa combinatoria: yo poso mis manos sobre el teclado y ejecuto patrones caóticos y ¡epa! se escriben cosas.