Tuesday
HT
“ David Lynch es el único cineasta amante de la ropa y la buena peluquería que sobrevivió a los años ’80
— Alan Pauls
Una de las cosas que más me gusta de la posmodernidad es que pretende que, a razón de una mirada a todas luces subjetiva, las cosas terminen o se den por terminadas. Esta obsesión por tener la última palabra es maravillosa porque va dejando de lado la posibilidad de mutación que no es otra cosa que la única capacidad que nos reconoce como humanos, como sujetos concientes o lo que a usté, señora, se le venga a la cabeza. Conceptos como ‘El Fin de La Historia’ o ‘El Fin de La Filosofía’ son, además de deudores del tabloidismo que tanto adoro, de una incompetencia y de una falta de rigor que tira para atrás. El posmodernismo se resuelve, entonces, como la ciencia o la doctrina del apocalipsis. Un apocalipsis inminente, claro.
Qué tampoco está muy claro como es que todo esto se manifiesta o eso dicen por allí. Lo dicen, a veces, por puro afán empático y en más de una ocasión se equivocan por bastante. Asumo que es cosa de los tiempos o algo así, donde luego de tanta morralla inofensiva nos hemos vuelto imbéciles e indolentes. Algo habrá domado a nuestras capacidades cognitivas y dudo que sea un anhelo de verdad.
Una de las cosas que más me gusta de la posmodernidad es que pretende que, a razón de una mirada a todas luces subjetiva, las cosas terminen o se den por terminadas. Esta obsesión por tener la última palabra es maravillosa porque va dejando de lado la posibilidad de mutación que no es otra cosa que la única capacidad que nos reconoce como humanos, como sujetos concientes o lo que a usté, señora, se le venga a la cabeza. Conceptos como ‘El Fin de La Historia’ o ‘El Fin de La Filosofía’ son, además de deudores del tabloidismo que tanto adoro, de una incompetencia y de una falta de rigor que tira para atrás. El posmodernismo se resuelve, entonces, como la ciencia o la doctrina del apocalipsis. Un apocalipsis inminente, claro.
Qué tampoco está muy claro como es que todo esto se manifiesta o eso dicen por allí. Lo dicen, a veces, por puro afán empático y en más de una ocasión se equivocan por bastante. Asumo que es cosa de los tiempos o algo así, donde luego de tanta morralla inofensiva nos hemos vuelto imbéciles e indolentes. Algo habrá domado a nuestras capacidades cognitivas y dudo que sea un anhelo de verdad.
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